El susurrador de Quaternity: La Hydra es contratada
- Javier Romano
- hace 4 días
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La Hydra de nueve cabezas estaba desempleada y desanimada. Nadie buscaba ya sus servicios: la iluminación se había extendido por la otrora sombría tierra de Tadmor, y su temible presencia ya no era necesaria.
Hasta que, un día, apareció un joven bondadoso: un jugador de Quaternity apasionado y entusiasta que se atrevió a hablarle. Con calidez y sinceridad, trató de consolarla y le propuso algo inesperado: un nuevo camino significativo y ético—ayudar a los demás. Sin muchas alternativas y con una creciente confianza en el joven, la Hydra aceptó.

Sin darse cuenta, se encontró fascinada, observando partida tras partida, asistiendo al joven—que se llamaba Scott—al ayudarle a percibir todo lo que ocurría en el tablero al mismo tiempo. ¡Imagínate: dieciocho ojos!
Para la Hydra, era algo sin esfuerzo—y emocionante. Por primera vez en siglos, sintió un destello de alegría. ¿Y Scott? Empezó a ganar, partida tras partida. Pronto se corrió la voz:
«A él nunca se le escapa nada.»
Los rumores sobre esa extraña alianza se esparcieron por la región. Pero en lugar de miedo, despertaron curiosidad. Con el tiempo, otros jugadores se acercaron también a la Hydra, en busca de su guía. Ella descubrió que ayudarles a ver patrones y posibilidades no solo la mantenía ocupada—le daba un sentido de propósito.
La oscuridad de Tadmor se había disipado, pero ahora era la propia Hydra quien brillaba con nueva luz. Ya no era una criatura de leyenda temida por todos, sino una mentora, con sus nueve cabezas asintiendo en contento acuerdo.
¿Y Scott? Simplemente sonreía y decía: «¿Veis? Todos tienen su lugar en el tablero.»
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