Del Cubo al Rombicuboctaedro: Una expansión de la percepción

Quaternity es más que un juego. Es una práctica que desestabiliza los hábitos de pensamiento y prepara la mente para otra manera de ver. El cubo representa nuestra condición tridimensional actual: estable, simétrica, tranquilizadora, pero confinada. Cortar y expandir el cubo hasta el rombicuboctaedro es dar un paso hacia un campo más amplio de visión, donde aparecen más caras, más relaciones y más conexiones.

Rodney Collin, en La teoría de la influencia celeste, habló de una nueva percepción, una consciencia de cuatro dimensiones en la que la unidad de las cosas se experimentaría directamente. La percepción ordinaria, escribió, enfatiza la separación y la individualidad; la percepción expandida revelaría la interdependencia. Quaternity, con su juego a cuatro, puede verse como un ensayo de tal expansión: un campo de entrenamiento donde la mente aprende a sostener varias perspectivas a la vez.

Sin embargo, el paso no es fácil. Ernest Scott, en El pueblo del secreto, nos recordó que en cada etapa el ser humano debe abandonar lo seguro, lo confiable, lo que en su momento parecía definitivo. Debe enfrentarse a la inercia que resiste el cambio, así como sus antepasados tuvieron que superar obstáculos biológicos. Lo que ahora se pide no es menos que aceptar el mecanismo de su propia evolución: la aparición de un nuevo órgano de percepción.

Kaleb Seth Perl, en Sé dueño de tu verdad, añade una advertencia: lo que puede frenarnos es el dominio del intelecto. Útil en la supervivencia pasada, ahora se aferra a las frías vibraciones de la lógica y el razonamiento lineal. Una dependencia excesiva de esta facultad estrecha nos desajusta de los caminos por venir, dejando a la humanidad vulnerable a sistemas de control y a la maquinaria creada por sí misma. Para dar el paso hacia el futuro, el intelecto debe ceder su dominio a una percepción más amplia, más cálida y más resonante con la esencia humana.

Los primeros indicios de este órgano de percepción superior quizá ya sean visibles: en destellos de intuición, en repentinos reconocimientos de unidad, en la capacidad de sostener contradicciones sin romperlas: 4 > 2, y más allá de lo binario se abre el campo más amplio, como nos recuerda Rumi.

Quaternity pertenece a esta preparación. En su juego se nos pide enfrentar la inercia, soltar la vieja geometría de la mente y saborear la dimensión más amplia que ahora se abre. Así como el cubo se convierte en rombicuboctaedro, también la percepción puede desplegarse en una forma más rica, revelando la unidad que siempre estuvo ahí.

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La imagen anterior es atribuida a Ligia Unanue: una construcción en tubos de vidrio del rombicuboctaedro, un poliedro derivado de la expansión del cubo y llamado “Vigintisex” por Luca Pacioli y Leonardo da Vinci.