A la luz de las predicciones largamente anticipadas sobre los acontecimientos globales que se están desarrollando en la esfera social, y observando cómo estos eventos se manifiestan paso a paso —con frecuencia ocultos bajo la apariencia del progresismo y el llamado bien común— se hace evidente que dichas previsiones se están confirmando. En consecuencia, no es difícil prever cuál sería el curso de acción más adecuado para evitar caer en el error o sucumbir a las numerosas trampas tendidas para los incautos.
Una persona con una visión de largo alcance, utilizando medios excepcionales más allá del alcance de la mayoría, podría intentar primero advertir y luego contrarrestar las posibles influencias negativas o amenazas al equilibrio social. Esto podría lograrse ideando métodos que no solo ayuden a las personas a sortear los desafíos que puedan presentarse, sino que también propicien una transformación fundamental, una que neutralice las fuerzas de desequilibrio y desarmonía que amenazan la evolución pacífica de la humanidad.
La capacidad de anticiparse, prevenir desequilibrios globales y restaurar la armonía cuando esta se ve amenazada por las acciones imprudentes de ciertos grupos es una característica distintiva de los individuos despiertos, en particular de los sufíes. Ellos encarnan verdaderamente el principio de «Pensar globalmente, actuar localmente», aunque, en su caso, su capacidad va más allá del simple pensamiento. Parecen «percibir globalmente y actuar tanto a nivel local como global» de manera simultánea. Esto es posible gracias a su percepción extrasensorial, que trasciende las limitaciones de la consciencia convencional sujeta al tiempo y les permite influir en eventos pasados y futuros, ya que su labor se desarrolla en múltiples dimensiones.
La historia de Baba, el Derviche Errante (I. Shah. Reflexiones) ofrece un claro ejemplo de este tipo de operación. Al prever con mucha antelación una serie de eventos destructivos, el maestro impartió enseñanzas específicas adaptadas a las personas y lugares que visitó como un simple viajero. Años después, su único compañero en estos viajes se dio cuenta de que las enseñanzas de Baba habían servido como antídotos para evitar verdaderas catástrofes.
«…Esta es una explicación de los misteriosos «mensajes» recibidos por los maestros sufíes, indicándoles que se dirijan a tal o cual lugar, a fin de responder a la llamada de la fuerza que ha sido abandonada o necesita ayuda.» (I. Shah. Los Sufis. El Trasfondo II)
Con una precisión asombrosa, había administrado el remedio adecuado para contrarrestar los problemas futuros. Este tipo de «ciencia exacta» de un nivel superior es un legado de los sufíes. Implica un conocimiento profundo de la naturaleza humana: sus fortalezas, debilidades y su potencial evolutivo. También sugiere que el sufí sirve a un propósito superior, poseyendo la capacidad de influir y guiar los delicados procesos de desarrollo en esta parte del universo.
Dada la situación global actual, se me ocurre que varias cualidades esenciales serán necesarias para ayudar a la humanidad a atravesar lo que está por venir. ¿Habrá una catástrofe? Tal vez no necesariamente, pero —sin entrar en detalles— parece claro que se avecina un período de prueba —una transición— que exigirá una cierta resiliencia para ser navegado con éxito y emerger del otro lado de la mejor manera posible.
Entre las cualidades clave necesarias para este viaje están la flexibilidad, el pensamiento holístico en lugar del lineal, el sentido del humor, el espíritu de servicio, la fidelidad a la verdad, la fe y la paciencia.
Quaternity, a través de su dinámica de juego impredecible, cultiva varias de estas cualidades. Si se practica con regularidad, entrena la mente de una manera que prepara a los individuos para enfrentar lo desconocido antes de que llegue. Una de sus lecciones fundamentales es la negativa a ofrecer certeza condicionada —una forma de falsa seguridad— permitiendo así la apertura gradual de una facultad interna de percepción. Esta facultad será esencial para adaptarse a las nuevas circunstancias predominantes en un futuro no tan lejano.
«...Sin lugar a dudas, un ordenador puede jugar a Quaternity, pero resulta bastante difícil reducir cosas como la gentileza, la agresión, el humor y, sobre todo, la «intención implícita» a una secuencia de «unos y ceros». Quaternity devuelve el juego al terreno humano.»
A. Shah. Quaternity: Reglas Internacionales
A medida que la automatización y la digitalización se apoderan cada vez más de la vida cotidiana, el desafío será mantener y cultivar los elementos humanos que las máquinas no pueden replicar. Si no nos educamos en la libertad y la creatividad, en la espontaneidad y la sutileza, corremos el riesgo de ser sobrepasados por las mismas estructuras que hemos creado. Quaternity ofrece un medio para contrarrestar esto, fomentando la agilidad mental y la capacidad de adaptación necesarias para afrontar los desafíos venideros con consciencia y resiliencia.
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